jueves, 23 de julio de 2009

METAS EDUCATIVAS 2021

El documento abarca información del acuerdo alcanzado en la XVIII Conferencia Iberoamericana de Educación celebrada en El Salvador el día 19 de mayo de 2008. Se trata de una primera versión cuyo objetivo es hacer viable llegar a un acuerdo entre todos los países de Iberoamerica sobre la educación que queremos.
El objetivo es reflexionar y acordar en 2010 un conjunto de metas e indicadores que den un impulso a la educación de cada uno de los países, para lograr a lo largo de la próxima década una educación que proporcione respuesta satisfactoria a demandas sociales inaplazables: lograr que más alumnos estudien con una oferta de calidad reconocida, equitativa e inclusiva.
La Educación Secundaria es obligatoria sólo en algunos países por lo que las metas de cada uno de ellos son diferentes. La gratuidad, por otro lado, aparece claramente definida en la mayor parte de las leyes educativas de los países iberoamericanos. Determinados países definen sus metas en términos de la satisfacción de la demanda resultante de la graduación de la escuela primaria -50% al 2012 y 100% al 2017, o una tasa de pasaje de primaria a secundaria en 2020 del 95%, por ejemplo. Otros países establecen un porcentaje de cobertura: 73% en 2010, 85% en 2012, o 75% de la población en el grupo de edad correspondiente para el 2015, o 90% para el 2021. Otras alternativas que formulan son incorporar al 100% de los alumnos en el ciclo básico y al 20% en el ciclo diversificado para 2025 o lograr tasas netas en el ciclo diversificado de cobertura del 50% y de graduación del 45%.

La alfabetización y la educación básica para jóvenes y adultos han estado presentes en varias ocasiones en la agenda de las Conferencias Iberoamericanas de Educación –por ejemplo en la XVIII realizada en El Salvador en Mayo de 2008 y en la XVII realizada en Valparaíso en 2007. En la documentación relevada se observa un profuso detalle de objetivos y estrategias en las leyes educativas y en los planes y programas de acción, lo que pone de manifiesto la importancia otorgada a este objetivo educativo.

La mejora de la calidad de la educación, el fortalecimiento de la capacitación docente y el mejoramiento de sus condiciones de trabajo, y la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación en las tareas de enseñanza han ganado peso en las metas educativas a lo largo de los últimos años.

El problema de la calidad de la educación se instaló como una preocupación central en la agenda de políticas educativas de la década de 1990. Así, en 1998, fue el tema central de la Conferencia Iberoamericana de Educación realizada en Sintra, Portugal, manteniéndose en la agenda desde entonces. Los países de la región abordan el problema de la calidad de la educación haciendo énfasis en ocasiones en el desarrollo de los insumos necesarios –cambios curriculares, desarrollo de infraestructura y equipamiento, mejoras en la formación de los docentes- y en otras, las menos, en el establecimiento de metas en relación con los indicadores de rendimiento educativo nacionales o internacionales. Este es uno de los temas en los que, además, se fijan metas más precisas para la Educación Superior.

La comunicación se remonta a los momentos en que el ser humano fue consciente de su capacidad de comunicarse con otros. Es algo tan cotidiano que es difícil considerarla como ciencia. Sin embargo, con el desarrollo de los medios de “comunicación”, la propaganda y los estudios para influenciar al ser humano en función de intereses particulares, esta se ha estudiado a profundidad.
Comunicación implica diálogo, una forma de relación que pone a dos o más personas en un proceso de interacción y de transformación continua. Nos encontramos en una época en la cual se ha alcanzado un desarrollo casi universal de la red de comunicaciones, con la cual existe la forma rápida y sencilla de comunicarse con el mundo entero, en forma personal, empresarial, educativa, etc. a través del teléfono, celulares, fax e Internet. Es por ello que los educadores debemos hacer énfasis a nuestros estudiantes a que aprendan a utilizar todos estos medios para su crecimiento personal y profesional.

Es conveniente y pertinente, que todos los actores que desempeñan actividades educativas institucionales formalizadas, realicen una profunda reflexión sobre el papel áulico que desempeñan en el proceso del educar y, para la formación de lectores permanentes in situ intra y extra institucionalmente. Asimismo, habrá de corresponder en primera instancia al propio docente, involucrarse en praxis plena, en el papel protagónico que hemos denominado lectura-acción. Y aún cuando en muchos de los casos el docente y el discente se desarrollan en el marco de la contradicción institucional cotidiana, dado que el primero invita al segundo a la práctica de la lectura, es sabido que aquél, el primero, el docente, invita, motiva y hasta coacciona, para que sus educandos se inicien en la práctica de la lectura; en contradicción, el docente no pone en práctica la sugerencia hecha a sus educandos.
Por consiguiente; una de las metas educativas para el 2021, debe ser el compromiso en la formación de lectores, de tal manera que el docente debe iniciar a la lectura en términos de individualidad profesional, porque solo a través del ejemplo se puede lograr en mayor medida, una repercusión positiva sobre lo que se enseña, la lectura-acción se debe instaurar y promover a través del ejemplo; es decir, al formar lectores leyendo se practica la lectura acción.
La lectura como hábito, como práctica cotidiana, como actividad permanente, como relajante individual, como medio de formación, información y transformación, plantea escenarios de desarrollo individual y colectivos altamente significativos en el devenir académico y contextual del educando; además de combatir el analfabetismo funcional en el que se inscribe gran cantidad de escolares de educación básica.
La lectura como actividad académica-institucional, en el marco del conocimiento de nuestra realidad, coadyuva a una mejora en el entendimiento y comprensión crítico de la misma; máxime que hoy en día, se instauran dos formas de leer el mundo: a través del texto impreso e, indiscutiblemente, mediante las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (Tics).
Fortalecer el hábito de la lectura en educación básica (y en todos los niveles) es fundamental para desarrollar la comprensión de textos, tener acceso a lecturas de interés acordes a la edad del estudiante, conlleva despertar la creatividad e imaginación del mismo, por ejemplo: leer cuentos, leyendas, historietas y fábulas, son de gran interés para los estudiantes en consideración; lo cual puede concretar un tipo de lectura-acción institucional in situ.
En otro orden de ideas, las bibliotecas escolares juegan un papel determinante en el desarrollo de actividades que impliquen la lectura-acción
Las instituciones educativas, y en particular los docentes deben ser los principales agentes de cambio en la formación lectora, por consiguiente, es preciso que el docente se convierta en sujeto lector a través de la lectura-acción
La lectura es un espacio de reflexión ante la multiplicidad vertiginosa de la información. Ejercitar la posibilidad de alejamiento del texto escrito que tiene un lector, le permite alcanzar perspectiva, desarrollar una actitud reflexiva y crítica, meditar y conectar lo que lee con otras ideas. La lectura, así entendida, es una práctica que refleja un modo de adquirir y de relacionarse con la experiencia de los otros, permite entender mejor la naturaleza humana en general, ampliando la comprensión que se obtendría si solo se considerara el espacio vital de cada uno.
Los sujetos educándose deben realizar lo pertinente para conformar la nueva sociedad lectora, capaz de leer, releer, escribir y comprender la realidad en la que se desarrolla; enseñar a leer leyendo mediante la lectura acción in situ y, como funcionalidad áulica, puede y debe marcar la diferencia escolarizada para constituir al sujeto-alumno-docente en verdaderos entes lectores críticos en un mundo altamente tecnologizado e informado.
Finalmente, la lectura-acción en términos de funcionalidad áulica, debe ser una prioridad del ahora y, con miras a la consolidación de lectores para el 2021
De tal forma que para la mejor comprensión del micro y macro contexto, es indispensable la formación de lectores críticos y criticables; dado que el sujeto gregario por naturaleza, nunca podrá vivir aislado y por sí solo.
Leer en la escuela, en la familia, en el jardín, en el transporte, en el campo, en la ciudad, con los amigos, etc. Conlleva la misma finalidad, acrecentar el acervo cultural en los lectores en acción, es decir, ante el sujeto se despliega una gran gama de escenarios en donde el lector pueda desarrollar el poder de la lectura, potenciar dicha actividad libresca en los sujetos será sinónimo de comprensión de la realidad en sus múltiples escenarios.
Formar lectores críticos para el 2021 es el gran reto institucional, si es que deseamos estar a la altura de las grandes economías mundiales, todas y cada una de las escuelas
iberoamericanas de educación básica, deberán hacer un esfuerzo curricular para fortalecer la práctica de la lectura y, consolidar la tan enfatizada educación de calidad para todos; y como meta concreta para el 2021.

El abordaje de la condición docente supone considerar al menos tres aspectos que resultan clave en las preocupaciones de los países de la región: las condiciones de trabajo, la formación y capacitación de los docentes y, asociado a esto último, la provisión de docentes titulados para el sistema educativo. Las condiciones de trabajo son abordadas ante todo en las leyes educativas a partir de la definición de derechos y responsabilidades que a los docentes se les reconoce y asigna.
El énfasis principal en la definición de las metas se ha establecido en la formación y la capacitación de los docentes. La titulación de los profesores, la certificación de los docentes y su actualización pedagógica constituyen su núcleo principal.


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